Un regalo de cumpleaños muy especial. ¡Gracias Mónica!
El color del cielo se iluminó de un azul índigo para resaltar su presencia, los árboles se inclinaban a su paso permitiendo que sedujera a la noche en mágica complicidad ante su enigmática presencia. La Luna, diosa beldad, femenina.
Lucía un hermoso vestido otoñal, aquella tarde, los rayos del sol en su afán protagonista, jugaban a colarse entre las ramas de los pinos del pequeño acantilado, después de haberse embriagado de aroma marino en un oasis cromático, en el remanso de la paradísiaca cala.
Sus espectrales y transparentes líneas, irradiaban luz, en gentil sutileza de colores, colmando de belleza aquel instante que grabé en la retina del tiempo para inmortalizarlo.
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Fotos y Textos: Luz